Entrevista concedida a Lean Pino y publicada en EscándaloTV Magazine
Cada faceta de su personalidad la acompaña una sonrisa. El carisma es su arma más potente para quebrantar molinos. No se detiene, ella misma construye cada paso de su destino, pues aunque quizás muchos vean sus metas como quimeras, ella hace realidad cada una de sus fantasías. La caracteriza esa curiosidad incesante por el arte que afloró desde sus primero momentos de vida.
Cuenta que con solo 3 años quedó deslumbrada con la magia del escenario. En una función del ballet al interpretar un copito de nieven en el “Cascanueces”, ya había acabado su momento en escena, sin embargo prefirío quedarse impresionando al público hasta que una de las bailarinas la retiró para que continuara la obra. Más tarde a los 9 años su abuela la inscribe en un taller de actuación para niños. Tiempo después este camino tomaria su curso profesional al ingresar a la Escuela Nacional de Arte.
Desde sus estudios de enseñanza media en actuación ya empezaba a trabajar como la actriz que había idealizado, pero Giselle Lominchar confiesa que le costó tiempo entender que “su faena tenía una dinámica diferente a otras labores.” A pesar de que cuando haces lo que amas no lo ves nunca como un trabajo, la frustraba el hecho de tener una profesión inestable porque no siempre se tiene a la mano un guión. “Razón por la cual se ve frenada la estabilidad económica y más cuando se es una mujer con el objetivo de ser totalmente independiente.”
Giselle es de esas artistas que prefiere guardar espacio para no mostrar su privacidad pero con esa alegría que la define nos devela secretos del arte que solo quien conoce su interioridad puede verlos. Los que imaginan a los actores o las personas del medio como meras estrellas inalcanzables no ven cuanta humanidad y obstáculos marcan su trayecto. “La escacez de recursos y otros factores limitan un desarrollo actoral óptimo.”
Ante tantas contradicciones, para Lominchar, nada frena la magía que irradia la carrera que escogió para sí porque como nuestra propia existencia está llena de matices. Conversar con Giselle te hace ver su realidad sin maquillaje pero a la misma vez la satisfacción que trae los sueños logrados.
La televisión sentó las bases a sus inicios como actriz. Su personaje de Vanessa en “Con palabras propias” es uno de los roles que recuerda con más cariño y es que la acercó muchísimo al público. Curiosamente guarda con este personaje una de las anécdotas más hermosas de su carrera.
Resulta que “al finalizar la telenovela viajo al Festival de Cine de Gibara y cuando estoy bañándome en la playa veo a una señora con una niña que me llama desde lejos. Cuando me acerco me plantea que la pequeña me quería conocer y comienzo a hablarle. Me fascinó la alegría con la que reacionaba hasta que me percato que era invidente y me reconoció completamente por mi voz. Inmediatamente aquello me estremeció pero fue sin dudas uno de esos instantes que te dan la absoluta certeza de no abandonar esta profesión nunca.”
Al medio televisivo le agradece mucho “por esa cercanía con la audiencia, además que fue la cuna a su histrionismo”, pero “el cine se ha convertido en un tarea constante” de la que cada vez quiere lograr más. La talentosa fémina plantea que realizar dos filmes y un cortometraje, no precisamente en funciones actorales, “es muy poco como para sentir la batalla ganada con el séptimo arte.”
Lo cierto es que no todos conocen que Giselle Lominchar no es solo actriz, de hecho la dramaturgia la lleva en sus venas desde infante, tanto así que cursó estudios académicos en el Instituto Superior de Arte y por si fuera poco su más reciente incursión es como directora.
La joven es todo virtuosismo pero a su vez empeño constante. Como bien mencionaba, saciar cada una de sus inquietudes artísticas es uno de sus más valiosas cualidades.
La dirección la ha llevado a aventurarse a un mundo que está naciendo en la isla antillana, los comerciales. Las marcas de cerveza Cristal y Bucanero prestigian su dossier. Es meritorio destacar como una mujer empoderada y desidida se lanza a la cabeza de este movimiento publicitario.
Intercambiar palabras con Giselle te hace admirarla como profesional y como persona. Cada detalle de su modo de ser y de pensar te lo regala con la dulzura que la distingue. Con muchas ganas de hacer y crecer, sé que nada la detendrá, esa convicción me la inculcó en cada vocablo de nuestra conversación.
Y al preguntarle sus ambiciones en un plazo de diez años nos afirma: “no separaré mis diferentes funciones en el ambiente mediático. Me visualizo alcanzando la madurez como directora y actriz. Lograr una hermosa familia, rodeada de seres queridos y disfrutando siempre de esos pequeños detalles que hacen grande nuestro paso por esta tierra.”
En su respuesta asegura que hay dos metas que aspira que marquen este período. Al mencionarlo, te propongo Giselle, que vualvas luego de una década a esta entrevista para que las elimines de tu lista como objetivos cumplidos porque será el tiempo suficiente para:
- Tener tu propio Festival de Cine en el que se muestre con especial atención proyectos de mujeres latinoamericanas y del mundo en general, sin que se excluya la obra de realizadores masculinos.
- Publicar tu propia novela.