Habría que preguntarle el secreto, pero lo cierto es que logró que la belleza y el talento acompañen inseparablemente su juventud. Si preguntan por Giselle Lominchar todo el mundo respondería: – Esa es la actriz. Pero tras la chica que todos ven encarando los más disímiles personajes se encuentra también una joven decidida a experimentar nuevos métodos y fórmulas en el cine cubano.
Cada año, la ciudad de Nuevitas recibe el Festival Hieroscopia, como muestra del quehacer de noveles realizadores de toda la isla. Este 2018, la octava edición de la muestra audiovisual trajo el cortometraje Sangre, debut de Giselle como realizadora.
“En segundo año del ISA escribí algunas escenas que leí un día de Halloween y luego a mis amigos en seguida me animaron a que lo desarrollara y así se convirtió Sangre en mi primer guion para un cortometraje”
Lo llamativo de la idea original y su afán de no dejar nada engavetado hicieron que se planteara realizarlo. En cuestiones de cine independiente no todos se atreven a “lanzarse” a por cualquier idea y nadie entendía la historia mejor que la propia autora así que a la guionista le tocó también vestirse de directora.
De actriz a realizadora
Cuenta Giselle que ese cambio fue un poco al azar. Desde niña escribía los textos que representaba en el taller de actuación de Elsa Hernández y durante sus estudios en la Escuela Nacional de Artes (ENA) tenía una concepción de montaje un poco globalizada.
Ya se había graduado de la ENA en actuación cuando se animó a continuar superándose en otra especialidad que le apasionara, fue así como se presentó a la convocatoria al curso irregular de dramaturgia en el Instituto Superior de Arte (ISA). De esta forma, mientras actuaba para teatro y televisión, estudiaba también el arte de escribir obras de teatro.
Ya tenía el guion, la próxima tarea sería realizarlo. “Investigué, busqué, y estudié mis referencias, me hice de un buen equipo y un excelente elenco que confió en mí y me presenté al pitching de la MJR con mi proyecto”, comenta la artista.
“Sin darme cuenta me monté en la rueda y me enamoré de la experiencia. Todavía ando buscando inscribir el corto en algún festival internacional, y si me encuentro por ahí a algún realizador le caigo a preguntas, como es el caso de los productores Claudia Calviño, Inti Herrera y Ricardo Figueredo.
Acostumbrada a ser siempre “la actriz” le costaba un poco asumir el crédito de realizadora, pero al haber dirigido su corto y ante la insistencia de tantos buenos amigos comenzó a cogerle cariño a su nueva “etiqueta” y asume con mucho orgullo que en el gremio se le comience a ver con su nueva faceta.
Sangre, por primera vez
De Sangre, comenta Giselle, “me dio la oportunidad de lanzarme, de jugar el nuevo rol de realizadora, de enfrentarme a la necesidad de ver mi guion realizado y luchar para que se hiciera y terminarlo. Saber un poco de producción, dirigir un equipo, enfrentarte a grandes actores de este país como Paula Alí, Lola Amores, Mario Guerra y un bebé, plantearles tu visión, igual al equipo de arte, fotografía, sonido y hasta postproducción constituye una verdadera prueba de fuego”.
Este cortometraje trae implícita una lección y una crítica a una sociedad que enfrenta bajos índices de natalidad. “Desde el inicio la idea estaba subyacente, bastó desarrollar el guion y se convirtió en unos de los temas principales además de la muerte”, explica.
“Sin ánimos de juzgar las decisiones personales de nadie, me alarma un poco el tema de que muchas mujeres no desean ser madres en una Cuba que es de los países de mayor longevidad poblacional en América y cada vez disminuye el índice de nacidos. Es una problemática universal y de ahí surge la incógnita, ¿si las mujeres se niegan a dar a luz, como sería la reproducción humana en el futuro?”
“La cuestión no es cambiar lo viejo por lo nuevo sino reciclar. Para mí es una visión positiva, que se deriva del miedo a la muerte, y es que en Sangre, no existe el fin de la vida, sino la oportunidad de renacer”.
A seguir trabajando
En la Octava Edición del Festival Hieroscopia el cortometraje fue recibido con muy buena crítica por parte de los participantes en la muestra, tanto por lo novedoso de la idea original como por la realización de la misma.
Giselle Lominchar asegura que todo se debe al excelente equipo de trabajo con que contó, “un director de arte (Raudel Hoyo) que se metió conmigo a crear la visualidad de ese mundo que el guion proponía, luego un director de fotografía como lo fue Roberto Otero, que supo vestirse también de maestro.
Me rodee de buenos profesionales que son también muy buenas personas, el coproductor Kalet Polo, la asesoría de Magda González, Damián Rubiera y Boris Trueba a cargo de la post de sonido y Marticorena con los folleys”. Una lista que dice quedarle corta ante tantos agradecimientos, sobre todo para la MJR por todas las puertas que le abrió y la AHS que siempre llena de oportunidades a los jóvenes con talento.
Giselle trabaja ahora en nuevos proyectos como es el caso de un largometraje en el cual planea actuar y dirigir. A Sangre le toca seguir llegando a los corazones utilizando las arterias cinematográficas y al público le corresponde seguir disfrutando del arte de una chica que quiso ser más que un rostro en pantalla, que agarró sus sueños de las manos y les enseñó a volar.
Por: Haniel Valdés Velázquez, tomado de Radio Nuevitas